Philips escala alfabetización en IA para 70,000 empleados | Keryc
Philips ya llevaba años integrando modelos de inteligencia artificial en sus productos de salud. Lo nuevo no es la tecnología: es la escala. Ahora la meta es que la IA sea una capacidad que cualquier empleado pueda usar con confianza, no solo equipos especializados.
Cómo pasan de expertos a toda la organización
La estrategia que describe Patrick Mans, Head of Data Science & AI Engineering, suena simple y concreta: mover a las personas en una curva que va de juguete a herramienta y luego a transformación. ¿Suena ambicioso? Sí. ¿Imposible? No.
Philips combina acciones desde arriba y desde abajo:
Liderazgo entrenado a mano, para que los ejecutivos modelen el cambio con uso práctico, no solo con órdenes.
Retos abiertos a toda la compañía, donde empleados proponen casos de uso reales y aplicables.
Acceso a ChatGPT empresarial, que acelera la demanda porque la familiaridad ya existía: mucha gente ya usaba herramientas de OpenAI de forma privada.
Esa doble palanca —apoyo ejecutivo y tirón desde la base— generó impulso real. La idea es canalizar la curiosidad hacia la capacidad operativa.
Confianza y seguridad antes de tocar lo crítico
Philips es una empresa centenaria que opera bajo regulaciones estrictas en salud. Por eso la adopción de IA se hizo paso a paso:
Comenzaron con flujos de trabajo internos de bajo riesgo.
Se fomentó la experimentación en entornos controlados.
Se formalizaron principios de IA responsable: transparencia, equidad y supervisión humana.
Solo después de que la confianza y las habilidades crecieron, se permitió que la IA se moviera hacia procesos con impacto en pacientes. Como lo dice la organización: no se trata solo de implementar una tecnología, sino de cambiar cultura y confianza.
Prioridad práctica: devolver tiempo a los clínicos
El objetivo prioritario es claro y humano: reducir la carga administrativa para que los profesionales de salud puedan dedicar más tiempo a los pacientes. Una anécdota potente lo ilustra: un clínico que pasa 15 minutos salvando una vida y luego 15 minutos documentando el caso. Si la documentación se acelera, ese tiempo puede salvar a otra persona.
Por eso Philips dirige esfuerzos a automatizar procesos y a desarrollar agentes y flujos de trabajo que actúen a nivel de procesos, no solo aumentando productividad individual.
Qué funciona y qué aprender de este enfoque
Entrena liderazgo con práctica real para cambiar normas culturales.
Abre canales para ideas desde la base y acelera prototipos con acceso a herramientas empresariales.
Empieza con escenarios de bajo riesgo y formaliza principios de IA responsable.
Prioriza impactos que devuelvan tiempo en entornos críticos, como hospitales.
Reflexión final
Lo que Philips muestra es algo que cualquier organización puede aplicar: no necesitas una revolución técnica para escalar la IA, necesitas un plan para que las personas la adopten de verdad. Con liderazgo que lidera usando, oportunidades para proponer, controles responsables y una meta humana —dar tiempo a los cuidadores— la IA deja de ser un asunto de ingenieros y se convierte en una herramienta para mejorar la atención.